martes, 20 de noviembre de 2007

Modernidad y tendencias

Las horas corren, los días pasan y junto con ellos el mundo avanza a nuevas etapas dentro de las cuales nosotros los seres humanos tenemos que ir adaptándonos.

Pero esto no es una tarea fácil sobretodo para los jóvenes, quienes cada día luchan por buscar su propio sello, su identidad y que además están bajo la influencia de estos cambios socioculturales, como lo son los medios de comunicación masivos(Internet, televisión) y que además estos mismos medios no son más que una vil copia de culturas anglosajonas, es decir no sabemos mantener ni crear nuestro propio estilo.

Sin ir más lejos salgamos a la calle y veamos como las nuevas “tribus urbanas”, punks, neonazis, emos, pokemones y pelo lais, por mencionar algunos, se apoderan de nuestras calles.

Nadie está diciendo que estos grupos no deben existir pero si es necesario que exista un control con estas nuevas generaciones y el sentido que ellos les están dando a nuestra cultura y a la educación, por ejemplo si nos ponemos a pensar ¿qué sucede cuando este desborde de tecnologías, por así decirlo, se transforma en una adicción poco sana y más que utilizarlos como herramientas útiles para nuestro desarrollo intelectual y emocional lo manipulamos con fines banales y sin contenido?

Es aquí entonces donde entra en juego la educación, como futuros profesores tenemos que tener siempre presente el activo rol que deberemos asumir frente al grupo social más influenciable que existe, me refiero a los jóvenes.

¿Pero cual es la mejor forma?, frente a un mundo donde los jóvenes se revelan cada día más temprano, donde salir a jugar a sido reemplazado por grabar videos pornográficos, por salir a carretear, tener sexo tempranamente y acceder a drogas y alcohol ilimitadamente. Sin duda que es un desafío importante, por eso entonces es que no debemos permanecer inmóviles frente a los cambios y limitarnos sólo a entregar información, sino que debemos establecer una cercanía, ser los guías para encontrar la identidad que buscan hoy en día los jóvenes, sin caer en la vulgaridad ni en los excesos.

La clave no está en marginarlos del todo de los nuevo avances ni del nuevo mundo liberal que se les presenta, sino que saber buscar el equilibrio situarnos en su contexto para poder entender lo que están viviendo, así podremos formar personas que sin importar sus apariencias sean entes concientes de lo que sucede a su alrededor partícipes de los sucesos culturales y con motivación a aprender sin olvidar por supuesto que siguen siendo jóvenes.

A modo de síntesis:

“La revolución tecnológica constituye a todas luces un elemento esencial para entender nuestra modernidad, en la medida en que crea nuevas formas de socialización e incluso nuevas definiciones de la identidad individual y colectiva” (Delors 1996: 61).

Ante estas nuevas definiciones sociales la Escuela ha sufrido un proceso de reconceptualización de roles y funciones, que se expresan en cierta manera a través de una tendiente desescolarización de la Enseñanza y la pérdida de protagonismo del Profesor en el quehacer pedagógico (frontalidad en la relación profesor alumno y unidireccionalidad del discurso). La escuela debe penetrar en las realidades locales, ser comunitaria, saber conducir los mensajes que llegan al niño a través de los medios masivos de comunicación. Se hace necesario resignificar el rol de la Escuela y de los profesores ante la impredicibilidad sistémica, con todo se ha de pensar el fenómeno educativo desde el pensamiento holístico complejo (Gardner 1993; Giroux 1992; Sacristán y Gómez 1995; Morín 2000; Pigem 1991; Motta 1988 y 1989).

1 comentario:

Profesora dijo...

Estimada Constanza

Buen comentario.

Tu nota es: 91